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¿A Quién Iremos?

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68).

Pedro dio esta respuesta a Jesús en un momento en que “muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él” (Juan 6:66). El Señor había rehusado de seguir alimentando a la multitud y sus enseñanzas se habían vuelto más exigentes, por lo cual muchos decidieron volver a casa. Fue en este punto que Jesús miro a los doce y preguntó, “¿Quereos acaso iros también vosotros?” (Juan 6:67).

Aunque de tiempo a tiempo Pedro tenía sus luchas, en esta ocasión demostró una tremenda fe. “Le respondió Simón Pedro: Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:68, 69). No era que Pedro tenía un conocimiento perfecto de todo lo que Jesús había dicho, o que no encontraba las enseñanzas del Señor exigentes -- Pedro simplemente reconoció que no había una alternativa viable. Él sabía que tenía que optar por escuchar y seguir a Jesús o que perdería la vida eterna.

Al considerar las palabras de Jesús, o incluso las circunstancias difíciles que Dios puede permitir en nuestras vidas, nunca debemos perder de vista que no hay a donde más podemos voltear. No permita que nada le aparte del Único que ofrece las palabras de vida eterna.