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Siete Ceros Del Nuevo Testamento
La mayoría de los estudiantes bíblicos están familiarizados con algunos de sus números claves. Por ejemplo, el numero cuarenta es clave al diluvio, la vida de Moisés, los Israelitas en el desierto, el ayuno de Cristo, y otros eventos bíblicos. Doce era el número de los hijos de ambos Ismael y Jacob. También es el número de los apóstoles, la edad de la hija de Jairo, y el número de las cestas recogidas después de la alimentación de los cinco mil. Hay otros números de los cuales podríamos hablar, pero ¿en alguna vez has pensado de los ceros en el Nuevo Testamento? Debido al que concepto matemático del cero no se desarrolló hasta siglos más tardes, la palabra cero no es mencionada en el Nuevo Testamento, pero hay algunas cosas que comúnmente se encuentran hoy que están visiblemente ausentes del Nuevo Testamento.
Recitaciones del Ave María
Para muchos el termino Hail Mary (Ave María) en ingles significa nada más que un pase largo intentado a finales de un partido de futbol americano, pero a millones más el Ave María, o Hail Mary, es un elemento importante de su devoción religiosa. En conjunción con esto queremos hacer dos observaciones: 1) María verdaderamente fue una mujer especial (Lucas 1:28, 41-45, 46-48); 2) a pesar de su uso casual por parte de comentaristas del futbol americano, muchos de los que recitan el Ave María lo toman muy seriamente. Habiendo dicho esto, no hay una sola referencia para rezar el Ave María en el Nuevo Testamento. Mientras que algunas de las frases que componen el Ave María están en el Nuevo Testamento, nunca se encuentran en un versículo junto como una oración que debe ser rezada. De hecho, no hay ni una sola referencia explícita a María después de Hechos 1. En que Hechos relata la historia de la predicación apostólica, y luego al leer las cartas a las diferentes iglesias e individuos, no solo nunca leemos del Ave María, no leemos de María en lo absoluto.
Referencias a Pedro (o Cualquier Otro) como Papa
Aunque millones de gente creen que el papado empezó con Pedro, no hay evidencia de esto que se encuentra en el Nuevo Testamento. Pedro era un hombre casado (Mateo 8:14) el cual no permitió que Cornelio le adorara (Hechos 10:25, 26), y el mismo se describe a algunos simplemente como un “anciano también,” no como el Padre Santo (1 Pedro 5:1). Usted puede leer acerca de Pedro el Papa fuera del Nuevo Testamento, pero no encontrara ninguna mención de tal dentro de sus páginas.
Predicadores Llamados por el Titulo Reverendo
Reverendo se ha convertido en el titulo común colocado antes del nombre de predicadores, pero no hay base escritural para hacer esto. La mayoría de las traducciones bíblicas no contienen la palabra, pero si se encuentra en Salmos 111:9 en la versión King James donde se aplica al nombre de Dios. Es un honor predicar el evangelio de Jesucristo (Romanos 10:15), pero tal trabajo no merece un título de exaltación. Prestemos atención a la advertencia dada a los discípulos en Mateo 20:26, 27- “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo.”
Mujeres Predicando a la Congregación
Mientras que las mujeres participaron en la difusión de las buenas nuevas acerca de Jesucristo (Hechos 8:4; 18:26; 21:8 9), es obvio que cuando la congregación entera estaba reunida las mujeres debían guardar silencio (1 Corintios 14:23, 34, 35). En otro lugar Pablo, basado en la orden de creación y la naturaleza del primer pecado, declaró que a las mujeres no se les permitía enseñar en posiciones de autoridad sobre los hombres (1 Timoteo 2:11-14). Puede parecer extraño en nuestra cultura del siglo veintiuno, pero el número de mujeres predicadores en el Nuevo Testamento fue cero. ¿El cambio cultural de hoy nos da el derecho de cambiar ese número?
Música Instrumental en la Adoración de la Iglesia
Existen muchas referencias a la música instrumental en la adoración del Antiguo Testamento, tanto en 1 Crónicas y los Salmos, pero ninguno en el Nuevo Testamento. Debido a que encontramos varias referencias al cantar (por ejemplo en 1 Corintios 14:15; Efesios 5:19; Colosenses 3:16), pero ninguna del tocar en el Nuevo Testamento, ¿no hace la mención tan frecuente en el Antiguo Testamento aún más visible el cero en el Nuevo Testamento?
El Bautismo de Niños
Mientras millones de personas hoy en día fueron bautizados como infantes, no hay una sola mención de esta práctica en el Nuevo Testamento. Bautismos en el primer siglo eran para los de edad adecuada y suficiente maduros para creer, arrepentirse, y entregar su vida al Señor (Marcos 16:16; Hechos 2:38; Mateo 28:18, 19). Aunque se nos dice que algunos hogares fueron bautizados (por ejemplo en Hechos 16:33; 34), no todas las familias en ese tiempo ni ahora incluyen infantes. De hecho, la única vez que la edad se indica acerca de las personas bautizadas es en Hechos 8:12 donde leemos, “…se bautizaban hombres y mujeres.” Si el número de bautismos de niños en el Nuevo Testamento es cero, ¿por qué debe de haber unos hoy?
Gente Salvados por la Oración del Pecador
A incontables millones se las ha dicho que recen la oración del pecador, pero ningún apóstol de Jesucristo jamás dio semejante instrucciones. Pedro respondió a la pregunta de qué se debe hacer con una exhortación al arrepentimiento y el bautismo para remisión de los pecados (Hechos 2:37, 38). Después de haber visto al Señor en una visión Pablo pasó tres días orando, para que se le digiera, “Ahora, pues, ¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). En vez de rezar una oración que nunca se encuentra en el Nuevo Testamento, ¿no debemos hacer lo que el Salvador dijo en Marcos 16:16? “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”
¿Por qué se encentran tantos ceros del Nuevo Testamento en gran cantidad hoy? Mientras que muchas respuestas se podrían dar a esta pregunta, estamos seguros que ninguna buena respuesta se encontrara. “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciando, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gálatas 1:8, 9).